Plazos diabólicos

Es verdad que la forma conforma, pero también lo es que aferrarse a respetar las normas y los plazos es contraproducente cuando está en juego el interés nacional. Es increíble tener a un Parlamento inactivo y que tenga que pasar casi un mes desde el 26J hasta el 19J para que se constituyan las Cámaras y después que vuelvan a pasar días en cumplimiento de unos plazos muy largos para que se constituya el nuevo gobierno. Se deja espacio para alterar la voluntad de las urnas mediante conjuras y escándalos urdidos por los perdedores y sus grupos de presión. En el deporte se proclama de vencedor a quien se ha impuesto en la competición y se lo hace a partir del momento en que termina el juego. Si hay recursos por problemas legales se solventan a posteriori,no se deja a los aficionados en suspenso exponiendoles a maniobras extra deportivas. Es absurdo que en este momento Rajoy no esté intentando ser investido Presidente y se retrasen los trámites probablemente hasta finales de julio.Todo un mes de gobierno en funciones cuando la aprobación de unos nuevos presupuestos y la representación española en las cruciales reuniones de Bruselas después del Brexit son cuestiones de gran urgencia. En este país se legisla mucho y nos encontramos con una política encorsetada, con alegaciones, recursos, varias instancias y la Biblia en verso. Es verdad que estos múltiples trámites sirven para frenar las ocurrencias descabelladas de Carmena, Colau, Lamban, Oltra y otros similares populistas, pero no lo es menos que frenan a una sociedad en movimiento y expansión. Hay que acelerar la vida política y acortar lo más posible estos diabolicos plazos entre elecciones y formación de un nuevo gobierno, en la era digital de Internet es increíble que se favorezca la siesta de las instituciones y el letargo de los políticos. El Vaticano en su sabiduría secular encierra a los señores cardenales en un rígido cónclave hasta que se produzca la fumata bianca e inmediatamente el Habemus Papa. Habría que imitar este sistema y encerrar a los politicos en algún recinto laico claro está y sin orgullo a poder ser en que se vieran abocados a tomar decisiones políticas, fraguar acuerdos y poner en marcha la gobernanza del país. El sistema actual conduce muchas veces a la conjura de los necios. Rectificar es de sabios. La Moncloa no es un albergue de políticos en el alero, es una residencia de gobierno. Pensando en emplazamientos para los diputados enclaustrados se podría elegir el Valle de los Caídos debidamente desacralizado denominado a la sazón Valle de la Decisión para recordar a los señores politicos que las dictaduras las más de las veces son la forma de cortar el nudo gordiano como hizo Alejandro Magno. Por lo tanto no pongamos en riesgo nuestra democracia ni nuestras bien ganadas libertades que se ven asediadas ahora por los populistas reaccionemos y dotemosnos de un sistema ágil que permita dinamizar nuestra singladura política y conservar nuestra magnífica democracia.