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Lebensborn a la catalana

viernes, 13 de mayo de 2016
Ana Gabriel quiere avanzar más en la sublimación del catalanismo. Desea hijos colectivos para la tribu catalana.

Se trata de superar el concepto burgués de la familia, que encuentra reaccionario y por tanto muy retrogrado. Probablemente se inspira esta camarada de la CUP en el Lebensborn nazi, una ideología muy afín a la suya. Los machos germánicos puros, los Sigfridos se apareaban en balnearios con sus Brunildas rubísimas y super arias. Los hijos pertenecían a la colectividad del Estado y eran los brotes primorosos, los capullos de la raza del Tercer Reich.

Ana Gabriel si sigue este modelo de catalanismo cristalino y cuajado de brillantes debería catalanizar al máximo a los jugadores del Barsa induciendoles ‎a recitar jaculatorias dedicadas al Padre de la Patria Jordi Pujol y a toda su prole, prohibiéndoles utilizar el castellano, obligándoles a consumir tres butifarras al día seguidas de la indispensable crema catalana. De noche se les deleitaría con textos catalanes exquisitamente literarios ambientándolos con el Cant des Occels de Pau Casals, defenderian y rematarian con sus traseros para rendir tributo al caganet, se les inocularían odios viscerales no sólo al Real Madrid, sino a los toros y a todo lo que rezume españolidad, cabalgando burros autóctonos en vez de sus cochazos capitalistas... Con estas y otras ocurrencias para las que consultaría a la Colau y a la inefable Carmena, surgirían los Jordis perfectos que habría que cruzar con Montses revolucionarias e ingenuas como mozas del Ampurdán adoctrinadas por viejas rameras del Rabal experimentadas en las lides amorosas y en los encuentros jacarandosos.

La única vestimenta de estos punzantes Jordis será la barretina, santo y seña de los segadors. Probablemente prescindirian de la sardana por considerarla anticlimax y poco erótica, ya que los bostezos no favorecen las lides amorosas. Mejor una rumba catalana puliéendola y espurgándola de casticismos andaluces.

En este punto, la militante de la CUP comprendiendo que ni con toda la Masía incluida tendría bastantes catalanitos purisimos añadiría a todos los castellers y a los chavalotes de los bous al carrer. Ana Gabriel lanzaría esta operación Lebensborn a la catalana en el monte sagrado del Canigó. Sería una romería ancestral que culminaría en sacrificios de fecundidad en las cumbres, oficiados por los del Barsa, mientras las laderas se reservarían para los demás.

A los nueve meses, todo lo que esta santa noche produjera serían bebés para la tribu, la Cataluña eterna monda y lironda. La Gabriel entorna los ojos y soñadora exclama "que mundo feliz creariamos, collons".

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación)
Antuña, Joaquín
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