La cuadratura del círculo

En estos últimos días antes del fatídico día 25 en que hay que confesarse ante Su Majestad Felipe VI, la hoguera de las vanidades esta ardiendo en la Villa y Corte de Madrid.

El Divino Pedro se consume con el ardor redoblado de un místico y como la Santa Teresa del Bernini cierra los ojos en éxtasis viéndose en La Moncloa investido como Presidente.

Pablo, el encantador de serpientes‎, se mesa la coleta reviviendo la imagen del Cantar del mio Cid. Sabe que es su momento de ascensión a los Campos Eliseos y de saborear el nirvana del poder.

Albert, el chico sensato de Hospitalet, desde la almena más alta de su torreón de la regeneración contempla con la mente fría que le inculcaron en La Caixa este encendido idilio de los amantes de Teruel modernos, que no son Isabel y Diego, sino Pedro y Pablo. Se siente un voyeur de lujo y le invade una serena concupiscencia, que ya experimentó en su primera salida al ruedo político en traje de Adan.

Mariano esta taciturno, nuestro padrasto gallego, está melancólico; la morriña se apodera de él, se ve al borde del precipicio y desde su sabiduría política contempla como Albert, Pablo y Pedro están intentando la cuadratura del círculo, encontrar la piedra filosofal, hacer de las piedras oro cual nigromantes modernos. Es consciente que la cuchilla de la guillotina está ya preparada, se masajea el cuello preparándose para el tajo del trío de tenores. Su última esperanza es convertirse en un escalador como Bahamontes o Charli Gaul y arrampicarse a un majestuoso Tourmalet inaccesible al trío de verdugos justicieros.

Si pudiera, el buen Mariano les daría el cruento fin de los Comuneros o les haría arder a fuego lento en la pira de la verdiana Forza del destino. Entre las llamas están ya los líderes de Ausbanc y de Manos Limpias acompañados de un desnortado Soria, de un vapuleado Rato y de un cabreadisimo Aznar. Todo está que arde. Pachi López, el parco en palabras Presidente, hace el Don Tancredo, aunque visiblemente escorado a la izquierda. La bella Doña Letizia teje un collar de estilizadas perlas cultivadas para imponérselo al triunfador de estas justas de tronos, mientras Don Felipe se encomienda a todos los santos reconfortado por los aplausos que le han dispensado en el Estadio de Zorrilla de Valladolid y en el vigor viril de los entusiastas rugbistas que le arroparon en una foto triunfal.

Esto es lo que hay, dice en Aviles Octavio el Oráculo y preguntado por esta agonía y como terminará sonríe bonachonamente y en un francés avilesino repite la cantinela de los croupiers franceses: Les jeux sont faits!.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación).