A la alcaldesa de Madrid se le ha ocurrido otra idea 'genial': que el 'Valle de los Caídos' pase a llamarse el 'Valle de la Paz'. Los hijos de la postguerra para nada estamos de acuerdo con el cambio de nombre, porque la medida solo serviría para falsear la historia.
En ese valle del ayuntamiento de El Escorial no hay paz, que no puede haberla en un lugar donde hubo una guerra. Ni nunca la habrá porque no es un cementerio, sino el sitio donde está enterrado un criminal que asesinaba en nombre de Dios.
En el Valle, bajo esa construcción monstruosa, reposan los restos de muchos 'caídos' en la obra. Algunos cayeron muertos de hambre. A otros los mataron a palos. Y a los que pudieron salir de allí les rompieron el alma, que no sé yo que es peor.
Esa cruz enorme y esa basílica no son nuestros símbolos, los de la gente de paz. Son propiedad exclusiva de los cómplices de la muerte. Así que, como mínimo, no perpetuemos su existencia con un nombre que no le pertenece. Olvidemos el lugar como se olvidan los recuerdos de las maldades del hombre. Dejémoslo que se muera solo y que la naturaleza cubra con zarzas aquel pasado.
Eso es lo que queremos, señora Carmena. Hemos pasado muchos inviernos intentado dormir los malos sueños para que ahora usted reactive los peores tiempos de nuestra historia moderna.
