Pascua de sangre

La persecución a los cristianos no cesa. En Pakistan no se ha respetado la celebración de la Pascua cristiana. Los islamistas no cejan en su saña ‎asesina. Mas de setenta vidas sacrificadas en el altar de la intolerancia.

El Papa Francisco habla de una persecución similar a la que sufrieron los primeros cristianos y los hechos le dan la razon y ponen en riesgo la adopción de una generosa política migratoria de la Unión Europea, ya que refuerzan la sospecha de caballo de Troya de esta catástrofe de la emigracion, que avergüenza a los políticos europeos y a nuestra opinión pública.

El testimonio del concejal Carmona es terrorifico. El concejal madrileño relata unos hecho escandalosos. Mujeres que se prostituyen por su familia, quince mil niños abandonados, hambrientos y padeciendo frio. Es increíble que quienes dicen defender a los emigrantes cierran los ojos ante la persecución y la masacre que padecen los cristianos e incluso echan más leña al fuego atacando las más queridas tradiciones y poniendo en marcha un frente antireligioso, que disfrazan como laicismo y libertad de expresión. Para ellos el cristianismo no existe y se niegan a ver la deliberada política de acabar con sus fieles en gran parte del mundo musulmán.

Esta nueva Pascua de sangre, despues de hechos similares contra los coptos en Egipto y los cristianos de Irak, de Siria, de Nigeria y de Pakistán arroja una luz siniestra contra la libertad religiosa. Europa en su política exterior tiene que salir en defensa de los cristianos y debe oponerse al bárbaro fanatismo del Daesh y de quienes timoratos miran para otro lado y en secreto se regocijan por el avance de su religión del odio y de la barbarie.

Nos enfrentamos a una amenaza en que están en juego nuestros valores más queridos y nuestras libertades. No podemos ser indiferentes.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación).