Viejos roqueros en La Habana

Los Rolling Stones, cuyos discos estuvieron prohibidos en Cuba, dónde eran considerados símbolos del capitalismo, al final podrán actuar en la isla, lo que para algunos es una conquista. Pues bien, esperemos que la apertura política y cultural de la isla no consista únicamente en que los Rolling Stones puedan actuar allí.

Más que un símbolo del capitalismo, estos músicos, fieles seguidores del lema "sexo, drogas y rock & roll", serían un símbolo de la rebeldía, del marketing discográfico y, últimamente, de la decadencia que se refleja en el contraste de su aspecto físico con una estrafalaria y desfasada vestimenta.

No sé si un venerable batería que parece pasar de todo, dos almas perdidas tocando la guitarra y un cantante haciendo aspavientos y berreando "Satisfaction" por el escenario, pueden aportar algo musical a un país que es el templo de la música, al país del bolero, el chachachá, la rumba, el mambo, el danzón, y el maravilloso son cubano, con intérpretes como Omara Portuondo, Celia Cruz, Compay Segundo, Bebo Valdés y Carlos Puebla, entre otros, y canciones como "Lágrimas Negras, "Siboney", "Candela", "De Cuba traigo un cantar"... Un país donde la gente lleva la música en las venas. Más bien, pienso que llevar música a Cuba es algo así como llevar leña al monte o hierro a Bilbao.

De lo que no hay ninguna duda es de que, al igual que ocurría en la película "Muerte en Venecia" de Visconti, cuyo personaje principal Gustav von Aschenbach era tan decadente como la Ciudad de los canales, los Rolling Stones encajarán perfectamente en la hermosa pero decadente ciudad de La Habana, haciendo juego con los automóviles de los años cincuenta que circulan por sus calles.