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Y Pedro puso la otra mejilla

miércoles, 02 de marzo de 2016
En la sesión de réplicas al discurso de investidura de Sánchez hubo de todo, rifirrafes, enfrentamientos, descalificaciones, pero también un piquito amoroso de Iglesias a Domenech y una capacidad de encaje por parte de Pedro Sánchez fuera de lo normal.

El confesado ateo Divino Pedro permitió sin rechistar que el Encantador de Serpientes, el hombre de la coleta, insultara gravemente a Felipe González a quien atribuyó la guerra sucia contra ETA, los GAL y "la cal viva". Tras una defensa débil a Felipe, de quien se dijo orgulloso, pero sin alterarse, tendió de nuevo la mano a Podemos, ofreció la otra mejilla. Muy evangélico en la línea del jubileo de la Misericordia del Papa Francisco.

Aguantó igualmente todas las descalificaciones impertérrito. A lo suyo, traga, traga, traga lo importante es intentar llegar a la ansiada Moncloa y en palabras de Errejón ser Presidente por un dia.‎

En las intervenciones, Rajoy estuvo muy irónico contra esta investidura farsa y elogió su actuación económica, la mejor entre los países europeos y puso en guardia a los navegantes sobre las prácticas económicas de los socialistas, que priman elevar el déficit y arruinar la economía.

Estuvo muy presidenciable Rivera y como buen chico sensato de Hospitalet hizo un discurso muy templado sin sacar los pies del plato, eso sí le dijo a Rajoy que no puede limpiar España, quien no puede limpiar de corrupción su propio partido.

A los partidos catalanes les recordó a Pujol y a Iglesias, que había motejado a su partido como la naranja mecanica, prefirio ignorarlo y hacer referencias a su pacto con los socialdemócratas del PSOE desde su postura de liberal demócrata, que gobiernan en siete países europeos. Quien estuvo incendiario fue Iglesias haciendo gala de un comunismo militante lleno de soflamas y de defensa del pueblo, arrogándose la defensa de los desheredados y dando guantadas y guantazos a siniestro y diestra. Pedro seguía sin inmutarse tragaba, tragaba, tragaba sin atragantarse, ni cuando Pablo le recrimina que no puede venirse con un discurso preparado por expertos y con una colección de latiguillos aprendidos de memoria, apuntando a su falta de reflejos y a su incapacidad para la improvisación. Nada le afecta, ni ser tildado del ser amigo de los poderosos y de los hombres de la naranja mecánica del peligroso y astuto Rivera, el hombre del Ibex.

Pedro se muestra siempre impasible y pone siempre la otra mejilla y para la crónica y para los seguidores fervientes del orgullo queda el piquito de Pablo.

Por lo demás una investidura fallida y el reloj que hace tic tac entre Pedro y Pablo.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación).
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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