Esperanza en la picota

Esperanza Aguirre vive horas tenebrosas. Un incidente desafortunado y rocambolesco con la policía local la hizo perder la Alcaldía de Madrid. La cáscara de plátano la hizo resbalar y ponerse en evidencia ante sus tradicionales electores, que no perdonaron el orgullo fuera de lugar y el desprecio al débil. Fue un hecho inesperado que alegro a sus muchos enemigos y la dejo tambaleandose.

Ahora se vuelven a abrir los cielos y se ciernen negrisimos nubarrones de nuevo sobre la frustrada dama‎ de hierro española. Se ha enfrentado dice la ilustre dama a un linchamiento en "su" Comunidad de Madrid. Estas comisiones de investigación tienen mucho morbo para la opinión pública. Vivimos en un clima de caza de brujas. La corrupción es el tema candente y ahora le ha llegado el turno a Doña Esperanza, cuyos colaboradores están todos bajo sospecha. Se le echa en cara cuando menos la negligencia y se roza el dolo si se puede probar que su partido en Madrid se financiaba irregularmente.

La cadena SER cifra en dos millones de euros el dinero negro que se ha financiado de modo abusivo por medio de hombres de negocios que se enriquecían con el tráfico de influencias. El llamado capitalismo de amiguetes cuya tribuna de honor esta en el Santiago Bernabéu y en reuniones de alto nivel de restaurantes de lujo y otros lugares exquisitos en que unos pocos compran voluntades y realizan negocios de alto nivel.

Esta política de buenas relaciones que en Madrid llaman El Corte Inglés de la corrupcion, con todo tipo de departamentos, sin olvidar la planta del nepotismo. La pregunta es que papel ha desempeñado Esperanza Aguirre en esta ciénaga de la corrupción. En Madrid ha reinado desde tiempo inmemorial un clima de picaresca y de malas prácticas, que se tomaba como algo natural, que los poderoso "untaran" a los politicos era algo tan natural, que no llamaba la atencion. Era algo normal. Lo hacían todos. Regalos fastuosos, viajes de ensueño, dádivas generosas, ayudas injustificables, un rosario interminable de corruptelas. Esto es lo que hay, diría Octavio, el Oráculo de Aviles.

Nadie le puede negar su desparpajo, su valentía y su simpatía, pero su varita mágica todo lo que tocaba lo convertía en malas practicas, sus colaboradores se tornaban en imputados, mientras a caballo de la bubuja de la construcción los negocios florecian y las empresas prosperaban. Era el estilo madrileño en que Doña Esperanza Aguirre era la reina incontestada y genio y figura ha dado la cara y el Día de San Valentín ha terminado su romance con Madrid, al presentar su dimisión por sus responsibilidades politicas.

Cuando se instale el reino de la virtud será necesario una campaña de reeducación ciudadana en que una sociedad democrática avanzada tenga un sentido de la ética que elimine las malas practicas, el cohecho y el latrocinio puro y duro. La famosa Aguirre declina irremediablamente, pero conseguir líderes políticos que compaginen ética y estricta moral con un avance de la sociedad es una tarea de toda la ciudadania.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación).