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El trilero

jueves, 28 de enero de 2016
Un caballero que difícilmente conseguiría ser portero de noche en cualquier hotel de la costa y que es aspirante a una cartera ministerial en el ejecutivo del Divino Pedro ha calificado a nuestro padrastro nacional como trilero. Cesar Luena muy fiel a su amo Pedro Sánchez ha tildado ‎de tramposo a Mariano Rajoy. El Guerra en su mejor época todavía con aire de librero ilustrado llamo tahur del Mississipi a Adolfo Suárez. Hay pues una tradición del insulto entre los socialistas hispanos. Otro novato de la política ha hablado de tacticismo. Estamos ante personas sin ninguna experiencia en política y que han ascendido tan rápidamente que les falta formación política, no tienen experiencia y les faltan reflejos. Rajoy declina el ofrecimiento de aceptar su designación como candidato y se origina el desconcierto. El PSOE tarda 18 horas en publicar un confuso comunicado, que no aclara cuales son las intenciones de su líder ocasional en el que rechaza iniciar negociaciones antes que Rajoy pruebe suerte y sea objeto de escarnio y ludibrio en la sesión de investidura. Como no ha dejado que le metan en la picota surge el desconcierto y a falta de argumentos llueven los insultos Luena veladamente le llama corrupto y a toda luz lo ve escondiendo la bolita entre tres cartas, se supone que también trucadas. El mismo Sánchez se queda pasmado al enterarse por el Rey de la propuesta de Pablo Iglesias y en vez de reaccionar, como fuera del guión preparado no sabe que decir hace la figura del marido cornudo y apaleado. El rechazo de la política motivado por la falta de cintura de una ciudadanía que cuando vienen mal dadas se sienten traicionados y hartos y odian al padrastro Rajoy, que según ellos les ha cortado las alas y recortado su bienestar. Esta indignación de quienes se creían hartos y en un País de Jauja ha descolocado, ha sacado de sus cauces a la politica. Ha forzado la renuncia de políticos experimentados y los escaños de Cortes, Comunidades y Ayuntamientos se han poblado de diletantes, de aficionados de la cosa publica, sin experiencia ni ideas y ayunos de una elemental cultura politica. Si al amor hay que mandarlo al colegio como en una famosa comedia, a la mayoría de los políticos actuales incluidos sus líderes hay que mandarlos a preescolar, al parvulario. Abundan en cambio los sociólogos, los politólogos, los asesores de imagen y de comunicación que hacen de los políticos actores con un guión aprendido con mayor o menos aplicación y que en cuanto les sacan de las sonrisas estereotipadas y de frases y lemas que repiten hasta la saciedad se quedan mudos o salen como el sol por Antequera. Nos quieren gobernar los Penenes, que podrían todo lo más aspirar a ser representantes de un Consejo de Facultad. Se postulan como líderes personajes sin formación que difícilmente pueden ocultar su ignorancia y enmascarar su ambición pura y dura. Todo vale con tal de llegar. Los modestos trileros de la picaresca nacional se quedan cortos ante estos aficionados enfebrecidos. Nuestra política esta realizando su travesía del desierto.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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