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La hora de la política

jueves, 24 de diciembre de 2015
El pueblo español ha hablado y expresado su voluntad soberana. Vox populi, Vox Dei. Esta es la fascinación de la democracia y la magia de la voluntad popular, que a todos iguala y brinda la misma oportunidad a todos, ricos o pobres, listos o lerdos, cultos o analfabetos, de expresar sus opiniones y sensaciones.‎ Bajando de los principios de derecho político a la realidad pura y dura, el pueblo español en las urnas se ha hecho un selfi muy revelador de la profunda división que divide a España. Un panorama parecido al de las elecciones de 1931 y 1936 que nos llevaron a golpes de Estado y a una cruenta guerra civil. Ya lo dijo Machado "Españolito que vienes al mundo te guarde Dios / una de las dos Espanas ha de helarte el corazón".

La historia se repite y tenemos que aprender del pasado, sacar las lecciones que nos imparten lo que Ortega y Gasset traduciendo del alemán Erlebnis llamaba vivencias. El anarquismo español, ese deseo irrefrenable de libertad e igualdad, de iconoclastas que no dejan títere con cabeza, de anticlericalismo, de ni Dios ni Rey, ha resurgido con toda su fuerza, su ilusión y su entusiasmo, ansias de reescribir la realidad cotidiana gris y tirana, de revancha social de los miserables tan magistralmente descritos por Victor Hugo, de perseguir utopias, de anteponer la sensación y el impulso a la fría razón se ha desplazado de la Puerta del Sol a las Cortes, con nombres variopintos que tienen su raíz en Bakunin el filósofo teórico de la anarquía y el perfume de una América Latina del Che Guevara, del indigenismo boliviano, de la bolivariana Venezuela y de los descamisados de Eva Peron con gotas de Clara Campoamor y sus sufragistas revisado y mejorado por Zapatero el igualitario de León.

Frente a ellos, una derecha que aboga por el liberalismo económico y el apego a los valores tradicionales con respeto al Trono y a la Iglesia, con recelo hacia la diversidad sexual y que mira de reojo a los emigrantes, que cree que el pasado fue mejor, aunque es mejor no preguntarles a que pasado se refieren. Que tienen familias con sentido de la abnegación y de la responsabilidad. Un mundo encorsetado en costumbres y tradiciones que permite el perpetuarse de las familias, que a una edad prudencial convierte a hombres y mujeres en abuelos y abuelas en una cadena vital imprescindible para que el mundo siga adelante de una forma ordenada, y conviertan los deberes y las rutinas en la felicidad cotidiana.

Se podría decir que se trata de un enfrentamiento entre los que no se resignan y los resignados, los parados y los que no paran, los que buscan pintar la sociedad de verde esperanza o de gris profundo. Dos formas de ver al mundo opuestas, pero que tienen que ser complementarias entre los que quieren forjar Utopías irrealizables y los que consagran una desigualdad creciente y entre quieren desgarrar España y los que pretenden fosilizarla. Es imprescindible ejercitar la tolerancia, el dialogo, los compromisos, buscar la luz sin tregua, fomentar la creatividad. Es la hora de la política.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación)
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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