Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Cuentos, comilonas y mentiras

jueves, 24 de diciembre de 2015
Ayer me visitaba un viejo amigo madrileño y me preguntaba por la realidad de Galicia. Le contesté varias cosas: la primera es que aquí todo se arregla con comilonas. La segunda que Galicia, igual que muchas partes de España, está en manos de mafiosos. Y la tercera que la prensa es dócil y se recrea inventando leyendas y otras zarandajas, en vez de denunciar los abusos y atropellos a los que se somete la que llaman tierra de Breogán. Aquí, por ejemplo, cualquier inspector que intente comprobar si la gente jubilada sigue trabajando ilegalmente, rápidamente es invitado por el conocido de turno para ir a comer al mejor restaurante de la zona y, entre centollo y chupito de licor café, se le cambia el chip, la mente o el sentido cívico de la justicia que pudiera presentar; la segunda explicación es que aquí nadie entiende, por poner otro ejemplo, cómo funciona la Ley de Costas. Una ley que es una auténtica tomadura de pelo que permite que unos pueden construir donde les viene en gana y otros no.

Es tan arbitraria y tiene tantas excepciones, que basta con ser persona importante para saltársela a la torera. Además, siempre hay algún funcionario “amigo” para explicarle a uno aquello de: hecha la ley, hecha la trampa.

La tercera explicación que le di es que aquí nuestros periódicos, huyen de lo conflictivo y prefieren la subvención de la Xunta, vía anuncios, que dar cabida a los espíritus críticos y valientes que pudieran complicarse la vida investigando corrupciones de todo tipo.

Personalmente, echo de menosa los periodistas que debieran investigar, en vez de dedicar tantos esfuerzos a ensalzar el marisco o a inventar caminos jacobeos, queimadas populares u otras mil “andórmenas”; mentiras que se instauran en la sociedad, como todo lo que rodea al apóstol Santiago, y se vende como verdadero algo que sólo es negocio. La Historia no se escribe con leyendas ni con falaces argumentos, sino con hechos objetivos y el trabajo de investigadores sinceros. Pero mientras, estas actitudes sólo sirven para enmascarar una realidad, que se niegan a ver porque eso requiere valentía, callan y se entretienen con otras cosas, en vez de denunciar los abusos que resultan evidentes.

¿Recuerdas, Alberto, que llevado de tu altruismo y espíritu solidario, querías venir a limpiar el chapapote? Pues mira, aquí, el ex alcalde de mi pueblo, irónicamente conocido como el Profesor de Ética, y cuya historia merece un capítulo aparte, le restaba importancia a la catástrofe ecológica del Prestige - a mí muy sibilinamente me acallaron- y, echando balones fuera, ni él ni nadie vigiló a los golfos que fueron a manchar los barcos para cobrar subvenciones. Esa es una más de las picarescas de esta Galicia que algunos iluminados llaman país.

Hace poco tiempo fue el juicio ¿Sabes lo que dijeron que iban a pagar de indemnización?: una mierda. Así como suena, algo que hemos aceptado a pie juntillas y casi nadie se ha indignado porque eso de la dignidad es sólo patrimonio de unos pocos. Mira querido Alberto, nosotros no somos americanos, ni es verdad que seamos tan valientes como dicen que era Breogán. Hay que desmitificar las cosas y reconocer que como celtas fuimos arrinconados en el Finisterre y que aquí nacen los futuros emigrantes. Lo demás son falacias inventadas por los muchos fabulistas que da la Tierra.

Nosotros, nos guste o no, no jugamos políticamente ni en regional preferente, ni tampoco pretendemos ascender, que eso sólo vale en otras comunidades. Aquí nuestros políticos son desde malos hasta mediocres. La Historia se escribe así y nosotros sólo somos testigos incomodos.

Galicia,en otras facetas, no es tan distinta a otras regiones de España, eso sí tiene sus peculiaridades: un privilegio de la naturaleza, arrasado por depredadores humanoides y avispas asiáticas, donde, no sin dificultades, sobreviven muchos ancianos. También nos invaden los chinos, sin que nadie sepa si legal o ilegalmente. Los jóvenes de Galicia, igual que nosotros en su día, aceptamos como única solución la emigración, como un estigma hereditario, y buscamos un porvenir en otras partes porque aquí no se fomenta ni la investigación, se desconocen las tecnologías, nuestro espíritu empresarial, escasísimo en la Tierra, se desarrolla en otros lugares y no les a menciones a tus vecinos la palabra reciclaje porque asusta… no te atrevas a llamar seres inertes a tantos vagos, jugadores de cartas, cuentistas de taberna, pícaros, vividores, granjeros de viejos y otros sujetos que todos conocemos y todos sufrimos…

Sé bueno, permite que el funcionario se escaquee, que el médico llegue tarde, que tu vecino tenga empleados sin asegurar, que el constructor mangonee en el ayuntamiento, que cada cual aparque donde le salga de allí, que los políticos sean maleables…No denuncies, calla, calla otra vez más…que para muchos serás considerado buena persona. A uno que siempre vivió sin querer trabajar, como un parásito para su familia también lo consideraban así. En cambio de mí no te hablarán bien, muy al contrario lo más suave es: ¡ese cabrón ¡ Ya ves: ¡Hay que joderse! Todo por amor. ¿ Por qué habré sido tan gilipollas? .
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES