Los colores son el sufrimiento y la alegría de la luz.
Probablemente en este instante en el que usted, amable lector, se aproxima a mis líneas de música de cada domingo, nuestro ferrolano y querido amigo Antonio Ruibal, más conocido como Caruso en los ambientes musicales, las esté leyendo también como me confiesa es su tradición acompañándolas del degustar del buen café del Suizo. Bien podría dedicárselas a él, como en otras ocasiones, por su buen hacer musical, deleitando al público con inolvidables veladas acompañado al piano de su impecable repertorista Ricardo Blanco, pero en esta ocasión, las reservaré para su compañera y esposa, María Teresa López, Mayte la de la Cope, como la identificamos todos por su larga trayectoria en su trabajo a través de las ondas de Ferrolterra. Ella es hoy noticia por su inauguración de fotografía en el café Zucre, sito en la calle Magdalena, a donde gustosamente asistimos para contemplar su colorida muestra de imágenes captadas bajo la atenta, perspicaz y también sensible y delicada mirada de la que tantos años nos acompañó a través del mágico mundo de la radio.
Temáticas diversas, aunque la presencia abundante es la de la flor, llena de belleza y sugerente color, como los cuadros de Kandinsky, para hacerlos cantar con toda la intensidad, o el más próximo pintor de A Samieira, el entrañable Rafael Úbeda, cuyos temas brotan de la fusión sinestésica, esa que nos permite oír el color o ver los sonidos. Y así contemplamos primaveras vivaldianas entre orquídeas blancas y malvas y el vitalismo y la alegría de un Aleluya como el de Haendel, entre blancas calas y pensamientos.
Así es la fotografía de Mayte, de intuición y percepción imaginativa captada en el preciso instante con la cámara. En ella se condensa el valor del sentimiento, como un canto, como un manantial, algo que, como afirmaba Manet es cuestión de gusto y de sensibilidad.
Luminosas fotografías que nos llenan de alegría, como las palabras de un poema o las notas de la música que siempre nos acompaña.