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Un asalto con bombas incluidas

viernes, 09 de octubre de 2015
Ayer a la una en punto cruzaba la puerta falsa de la Muralla cuando de repente me sobresaltaron unas ruidosas bombas de palenque. “¿Fuegos artificiales a esta hora?”, pensé yo. “Imposible, de día…”, me contesté con la simpatía que me caracteriza cuando dialogo conmigo mismo. Hasta que caí de la burra: era la versión civil del repicar de campanas de gloria para celebrar la mal llamada moción de censura, que en realidad es un asalto al poder en toda regla como ya definimos el miércoles.

Como lo leen: tiraron bombas de palenque cual si celebraran la Copa de Europa o como se llame ahora. Tenían mucho que festejar y no sabían cómo exteriorizarlo, así que eligieron esa forma tan ruidosa de hacerlo (tuvieron suerte de que San Marcos está lejos de los sensibles vecinos del Parque de Rosalía). Me pregunto si se molestaron en pedir el oportuno permiso administrativo o si, como ahora vuelven a mandar mucho, se saltaron a la torera las normas, “que no sabe usted con quién está hablando y se le va a caer el pelo como siga por ahí”. Todo muy de los setenta. Les faltó montar un guateque.Un asalto con bombas incluidas
Ni siquiera siendo muy malpensados pueden rascar demasiado en tres meses de gestión de Elena Candia, que ha jugado sus cartas muy bien y deja un sabor de boca dulce hasta para los alcaldes socialistas que vieron cómo partidas sociales de la Diputación aumentaban espectacularmente, para su sorpresa. Lo de los cien días de cortesía se lo han pasado por el arco del triunfo, porque “mes pasado, nómina perdida”, y no están los tiempos para andar tirando jugosos sueldos presidenciales y vicepresidenciales.

La razón del asalto al poder vivido ayer no es otra que el dinero. No se engañen, esto va de euros. Ni siquiera de poder, solo hablamos de sueldos jugosos que algunos de sus protagonistas no han visto ingresar en su cuenta bancaria en su vida y a los que no están dispuestos a renunciar, aunque les vaya en ello el honor y la decencia.

El BNG, por ejemplo, tiene que hacer una pirueta con triple salto mortal para reconocer que no apoya para Presidente a un Manuel Martínez que hasta donde yo sé, sigue igual de imputado, pero que sí acepta que en el gobierno provincial del que son socios figure este señor con la misma delegación (vías y obras) por la que fue imputado, su supuesto pecado capital. Tengo entendido que hay dos personas más en situaciones procesales cuando menos llamativas (también imputados), pero eso se obvia por el bien del "pacto de progreso". Es curioso, sí, pero si tenemos en cuenta que para algunos la alternativa es volver a cargar pescado también resulta comprensible personalmente, aunque no política ni moralmente. Pero la moral no se come ni mucho menos te pone coche oficial.

Ya estamos acostumbrados a que el marxismo lleve campando por sus respetos en la política española desde hace años, aunque no el de Carl sino el de Groucho, con su gran frase de “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”. Aquí se aplica de lleno.

Probablemente alguno ha cedido a la presión porque las cosas empezaban a ponerse feas. Elena Candia tuvo la osadía de empezar a hacer Un asalto con bombas incluidaspreguntas y a levantar alfombras, que es un deporte que le ha merecido el reproche del anterior presidente, el camarada Secretario General de los socialistas gallegos, que asiste con preocupación a la publicidad de que el presupuesto para la sede de la UNED, por ejemplo, se ha duplicado (y algo más) de forma misteriosa. Vale que es habitual y que en todos los grupos se cuecen euros, pero eso no es motivo para no denunciar lo que hace mal el resto, pensaría Candia. Y con razón.

Hasta el peor enemigo de Manuel Martínez reconocía que había sido fiel a su palabra con el tema de la Diputación. Hasta ayer. Su castigo por el papelón que hizo su partido en la entidad provincial ha sido regalarle, insisto por lo llamativo, la misma cartera por la que fue imputado: vías y obras, que es donde se mueven el hormigón, el asfalto y los euros. Ya ven, todo euros. Y con el apoyo del BNG, por supuesto, que afirma no querer tener cerca a los imputados pero no se ruboriza acostándose con ellos en el mismo lecho de rosas. Y las espinas se apartan, que “más cornás da el hambre”.

Lo más vergonzoso es que ni se han molestado en disfrazar esto de algo diferente de lo que es: "vamos a lo que vamos, y por eso lo celebramos con bombas". Después de todo, ¿qué clase de asalto sería sin unas cuantas explosiones?
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


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