El encantador de serpientes

Pablo Iglesias se ha convertido en unos pocos meses en uno de los personajes más populares de España y ha conectado con el descontento de amplias capas de la poblacion. Ha vampirizado a los indignados de la Puerta del Sol de Madrid y con su verbo intenso ha magnetizado a los descamisados y a sectores descontentos con la crisis económica de derecha, centro y de izquierda.

Ha inspirado a otros movimientos populistas como los Somos, los Ahora y las Mareas, que aspiran a ser un tsunami que arrase con las anquilosadas instituciones de lo viejo y corrupto y lleve a un mítico "pueblo" a la Tierra Prometida de un nuevo mundo de iguales.

Pablo y sus podemitas predican y practican la austeridad y claman contra la desigualdad‎. Ademas sorprenden por lo nuevo, lo folclórico del feismo, la informalidad y lo esperpentico. Como sus primos europeos de Marine Le Pen, de Beppe Grillo y de Geert Wilders y sus compatriotas de la Esquerra Republicana y de Bildu se mueven por sensaciones apelando al sentimiento. Son románticos sin saber lo que quieren subvertir, redescubrir un mundo anarquista que nunca existio, una Arcadia por explorar, una Patria soñada que jamás existio. Con matices diferentes, estos Populismos nacen al calor de la filosofía de Rousseau del buen salvaje, del ser libre en la naturaleza, al que ha pervertido la sociedad. No hace falta el conocimiento, ni la experiencia, ni la sabiduría, se precisa experimentar una pasión desenfrenada por poderosos ideales vagos o por metas inalcanzables.

El demiurgo, el revolucionario con el que conecta Pablo el gran encantador de serpientes, el Coletas, es el hombre de la calle envilecido y explotado por los poderosos, es el descaminado sudamericano, que se realiza en la protesta, en la indignacion, en la algarada, en repetir mantras interminables con el Si se puede como bandera y el Pueblo unido jamás será vencido. Las masas se enardecen y se infantilizan. Nos han quitado los juguetes, nos quieren esclavizar, nos explotan, los poderosos nos oprimen, socialicemos el Estado, dinero vital para todos, renunciemos a la dictadura de una sociedad encorsetada que gobiernan los bancos y esos poderes ocultos que maquinan contra nosotros, imponiendo unas leyes injustas y desarrollando tramas inconfesables.

El Coletas, desde sus púlpitos televisivos, desde los medios de comunicación arremete contra una malvada casta que entroniza a unos pocos y deja sin pan ni techo a las grandes mayorías del "pueblo" de quien Pablo es el gran sacerdote, el gran gurú, que interpreta sus anhelos y sus furores. La Revolución de las masas de Ortega y Gasset vuelve a ponerse de actualidad con sus tics autoritarios fascistas y comunistas. Hay que prohibir todo lo establecido, derribar las tradiciones, envolverse en banderas libertarias y en gorros frigios como en la Revolución Francesa.

Estos populistas de Pablo Iglesias son hijos de la actual Revolución Digital que ha abierto nuevas perspectivas, pero que causa un gran desasiego social. La Revolución Industrial inglesa impulso a los movimientos sociales anarquistas y socialistas. El mundo digital tiene en los populistas a sus detractores que tratan de acomodar lo nuevo con las aspiraciones de justicia. Hay que reinventar la libertad, la igualdad y la fraternidad acompasandolas con los tiempos modernos, como en su momento retrató fielmente el film de Chaplin y actualizándolas con el crecimiento demografico, el envejecimiento de la poblacion, con la paradoja de los límites del desarrollo que ha de ser sostenible defendiendo la tierra contra su destruccion y evitando que las innovaciones aumenten la desocupación y fomenten un descontento imparable. Todo un magma de ideas confusas y difusas que reaccionan frente a este avanzar imparable de la sociedad de la informacion.

Indignacion y revuelta son los nuevos credos políticos de la cultura del cómic que carecteriza a Pablo el Coletas el gran encantador de serpientes.

(Joaquin Antuña es presidente de Paz y Cooperación).