Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Testamento

martes, 21 de julio de 2015
Después de unos exámenes de rigor, el médico me ha mirado con particular amabilidad en los gestos, casi desprovisto de toda arrogancia clínica, para decirme: -“Creo que usted debiera testar, don Edmundo”- ¿Testar?, le pregunto, o sea, golpear con la testa -vulgo cabeza-. -“Dejémonos de juegos semánticos… Hablo de testamento, de establecer en formularios legales la herencia a sus descendientes…”. -¿Tan mal estoy?-, le pregunto. -“No, nada de eso, pero a estas alturas (y me vuelve a llamar ‘don Edmundo’, el muy cabrón) bueno sería pensar en el posible trance…”

Le pagué la consulta, sintiendo que me metían la mano a la cartera y, de paso, me pellizcaban las partes pudendas. Me fui al Bar Amigo, donde tengo a mis psiquiatras gratuitos, a tiempo completo –no médicos de cabecera, pero sí de mesa-. Todos estuvieron de acuerdo en que era un buen consejo del galeno, y que yo hiciera lo recomendado, acercándome a un buen notario, y mirara entre los míos a los más dignos de recibir el estupendo legado.

Bueno, ¿y cuál sería éste? Mis libros, publicados o inéditos. Hice un catastro mental, por género. Poesía: “Ciudad Crepuscular”, “Más allá del Pan”, “Instantáneas”, “Rebeca”, “Fuegos de Amor y de Guerra”, “Oraciones Tardías”. Cuento: “Años de Servicio”, “Siete veces siete”, “El Pasajero de Puquios”, “El Último Lector”. Relatos: “Gente de la Tierra”, “Golondrinas sin Tiempo”. Crónicas: “Palabras de Sur a Norte”, “Egocéntricas”, “Memoralias”, “El Libro de las Palabras”. Ensayos: “Galicia y Chiloé, Confines Mágicos”, “Vida y Andanzas de la Parca en la Literatura”, “El Misterio ha muerto”, “La Poesía como conocimiento de la Naturaleza”, “Rosalía y Gabriela, Poetas de la Desolación”, “La Feria del Mundo y Ramón Suárez Picallo”, “Ramón Suárez Picallo, una Lectura Chilena”, “Una Generación enamorada”. Novelas: “La Voz de la Casa”, “Memorial del Último Reino”, “Hombres en Miniatura”, “Clave Cervantes”. Antologías: “Poesía Chilena Contemporánea”, “Poesía chilena: Generación Perdida”, “Poesía del siglo XX; edición bilingüe, mapudungun / castellano”… Y unas trescientas crónicas publicadas en “Galicia en el Mundo”, a lo largo de diez años, artículos en la prensa chilena, en los años 80’, algunos textos breves, desperdigados en revistas...

Casi todo este material literario está ahora en Internet y lo que falta voy a “subirlo”, para que los que quieran puedan acceder a esos textos, sin más credenciales ni condiciones que el interés por leer (el único que me ha movido, sin réditos)… ¿Editar libros? Imposible, inviable, económicamente desastroso… He soñado con ganar un premio en la lotería y editar mis “obras completas”, como un arresto de absurda vanidad crepuscular, pero esto no pasa de ser una ilusión que jamás va a cumplirse.

¿Qué otras cosas puedo testar? Nada, absolutamente nada… Si tuviera odios y rencillas con alguien, le dejaría en herencia mis deudas, pero no voy a hacerlo; las llevaré conmigo a la última morada, esperando la más alta misericordia: “Perdona mis deudas, así como yo he perdonado, indefectiblemente, a todos mis deudores”. Pero también aquella conmiseración resulta ilusoria. (Nadie ha regresado para contarla).


Me he puesto a pensar: ¿quién puede ser dueño de las palabras que articula? Ellas son de todos y soplan y cantan a través nuestro desde tiempos inmemoriales. ¿Quién tiene derecho a parcelarlas, como un predio erizado de alambres de púa, como una escritura sacralizada en cien sellos de lacre y tinta, y endilgarle su nombre propio con apellidos, números de identidad y discutibles prosapias? Ilustrísimos escritores vivieron “cambiando oro por calderilla”, como el legendario y admirado Ramón María del Valle Inclán y Montenegro. ¿Qué queda para los oscuros escribas de bar y tertulia? Alegrarse de los amigos, de que escuchen tus historias -las verdaderas y las falsas- y baste con ello.

A mis deudos, que no esperen nada, que no lloren ni perpetren discursos. Lo mejor será el silencio, que es la excelsa poesía de los dioses.

Que así sea.
Moure Rojas, Edmundo
Moure Rojas, Edmundo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES