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Los tres monos sabios

miércoles, 10 de junio de 2015
Hidari Jingoro representó sobre los establos sagrados del Santuario de Toshogu la escultura de madera con los tres: Mizaru (no ver), Kikarazu (no oír), Iwararu (no decir). No ver el mal, no escucharlo, no decir nada ante el mismo. Lejos del Japón. Tras los sucesos democráticos del domingo 24-M, hay razones para señalar la presencia de estos monos entre nosotros. Claro que también podemos señalar -aún peor- la tempestad de movimientos, declaraciones e insultos de algunos/as que deberían dedicarse más a la deliciosa tarea de cuidar de los nietos…

El PP no quiere desprenderse del poder absoluto que le dieron las circunstancias ZP. Sus máximos dirigentes, constituidos en sanedrín descubren que ni la -su- economía, ni la- su- estabilidad, ni sus doctos dirigentes han sido capaces de: ver, oír, saber, lo que estaban diciendo desde las calles, comedores sociales, caritas, CIS, INE.

Pero lo peor es que tras el batacazo, salvo la alcaldesa de Valencia, con su voz de cazalla, que fue muy gráfica en su expresión, los demás siguen el guión de los gurús. "Hemos sido el partido más votado". Y tan contentos. Salvo el presidente de Castilla, que tiene pinta de castellano sobrio, austero y claro como el agua. Le ha dicho al señor de Génova, el Predicador nacido en la ciudad Santa de Occidente y ungido por el "gran Aznar", lo de la mirada con pregunta al espejo, algo así como en el cuento de Blanca Nieves.

Otros de los cortesanos, tras la reunión en Camelot-Génova han decidido huir de la quema, del desastre que culminará en diciembre, que se llevará un proyecto con olor a naftalina, una conducta en la que el núcleo intangible ha sido, soportar el olor putrefacto de la corrupción.

¡Qué pena!. Tanto poder para nada; mejor dicho para aumentar las distancias entre ricos y populares -pueblo llano-. Y es que alguien les debería haber dicho que los españoles, ni somos imbéciles, ni somos masoquistas. Ahora ya nada es igual que cuando el NO-DO y el "parte radiofónico" establecían pensamiento, situación y conductas en aquella España cañí a la que Forjes denominaba de los "forrenta años" con sus personajes como el Diputado Romerales, que por cierto, sigo viendo en el salón de los Pasos Perdidos del Congreso.

Aquí en Galicia, en A Mariña, en Lugo, unos y otros siguen a la espera del milagro que les mantenga en sus canonjías.

Debe ser que el verbo dimitir no lo conocen, no saben que está relacionado con la decencia; y es que como decía aquel viejo matador de toros: "lo que no puede ser, no puede ser, y además, es imposible…"

Y, se extrañan de no encontrar compañía. Son capaces de volver a sacar del baúl de los recuerdos lo de la conspiración, al igual que han sacado las historias para no dormir de sus niños, sobre el frente popular y la quema de iglesias. ¿Cómo es posible que el pueblo les haya retirado la confianza?. ¿Qué han hecho para tal castigo?. ¿Acaso no se han ganado el agradecimiento de los españolitos, como las felicitaciones de la Troica?. España es diferente. Diferente a la España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María, que relataba en sus versos Don Antonio Machado.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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