Lleva la sociedad civil tres años demandando cambios. Lo hizo por activo y por pasivo desde que esa crisis, de la que nos salvó Rajoy según Mariano, se acentuó con la llegada de la pobreza a esta España.
Sin embargo el Gobierno y el Partido Popular que lo sustenta dijeron que la sociedad civil era la derecha de la derecha. Siempre estuvieron convencidos de ello, incluso cuando las calles se llenaron de gente que les pedía a gritos otra política social.
Ahora que habló el pueblo soberano, los perdedores se preguntan el porqué perdieron de esa forma
- ¡Qué hostia! ¡Qué hostia!
Y quien les contestó fue el INE con sus datos, los últimos, esos que no les interesaron nunca ni a Rajoy ni a Cospedal, entretenidos con otras encuestas que les pasaban sus dorapíldoras.
La hostia que decía Rita Barberá, presidente, sobrevino porque no es verdad que nos hayas salvado de la crisis. Más bien ocurrió lo contrario y
lo sabe hasta el cieguecito de la esquina que en la vida vendió tantos cupones como ahora.
El porqué de la derrota está en los datos que arroja la Encuesta de Condiciones de Vida que elaboró el Instituto Nacional de Estadística: Uno de cada cinco españoles, es decir, el veintidós por ciento, vive por debajo del umbral de la pobreza que es tanto como decir que cobra menos de 7.961 euros al año. Además, los menores en situación de pobreza pura y dura son el ocho por ciento del conjunto de la población.
Estos datos son los que deberían preocupar al gobierno y a la oposición, al PP y al PSOE. Mucho antes de las elecciones y de aplicar esas medidas injustas, de espaldas a la sociedad civil, al pueblo, a los ciudadanos. Las mismas medidas que, ¿te acuerdas?, dejaron muy contentitos a los que pertenecen a esa casta especial que los economistas catalogan como grandes fortunas.
Ahí tenéis el porqué del batacazo, presidente, secretaria general, lideresa y demás familia
Pero, seguramente tu, Mariano, seguirás pensando que los demás somos imbéciles y que tus políticas son las mejores de este mundo. Yo te aconsejo, como viejo conocido, que al menos te mires en el espejo como te piden los barones y te concedas a ti mismo, cuando menos, el beneficio de la duda.
Puede que así se te ocurra reflexionar sobre si tú eres la persona adecuada para seguir al frente de un partido al que la mayoría de españoles le entregó su confianza
y que, sin embargo, ahora, va camino de llevarse el gran hostión, que diría Rita.
