Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Don Quijote, sólo uno

sábado, 09 de mayo de 2015
Una historia, creo que es Borges quien nos la cuenta, nos habla de un hombre que admiraba tanto a Cervantes, que decidió vestirse como él. Más tarde, y siguiendo con su afán, consiguió estructurar su habla con frases similares a las del escritor. Finalmente, decidió escribir. Y al Don Quijote, sólo unohacerlo, escribió un Quijote exacto por completo al original. El imitador de Cervantes no hizo nada en su vida y perdió todo su potencial creativo, si acaso lo llegó a tener alguna vez.

¿Qué es el arte? No sé responder a esta pregunta tan básica. Pero sí sé lo que le pido al arte y lo que viene a representar para mi. Nunca me ha dado de comer, pero en dos ocasiones me olvidé de hacerlo extasiado ante la maravilla que contemplaba. En una ocasión, fue en la Alhambra (“dale limosna, mujer…”). La otra, en el Louvre. En muchas ocasiones corro tras esos gozos del sentimiento del espíritu, que me hacen vivir, de un modo inefable, momentos en los que todo parece adquirir un valor diferente y en los que me centro en aquello que motiva mi sensación momentánea. Una música, una lectura, un olor, estímulos que me llegan de modo inesperado y que revuelven mis sentimientos. En una ocasión, esta vez en Santiago, en una tienda de discos tenían puesta una obra concreta que, gracias altavoces, llegaba hasta la calle. Quedé viendo el escaparate aparentando interés, cuando lo que hacía era escuchar, simplemente escuchar.

Todo esto tiene sus factores intrínsecos, inherentes a la obra concreta, y los extrínsecos, los que me afectan a mí, los que hablan de mi condición receptiva en cada momento. Los factores intrínsecos no cambian, los extrínsecos sí. Por eso algo que nos conmueve en un momento, nos puede dejar indiferente en otro. En esos casos noto cómo voy cambiando, pues la obra en cuestión sigue siendo la misma. Cambiamos con la edad, con el conocimiento, con muchas cosas, si bien siempre hay algo (un libro, una pieza musical, una película…), a lo que somos fieles pase lo que pase por nuestras vidas.

El arte es rompedor. El artista investiga nuevas formas de expresión, nuevos enfoques para hacernos ver su concepto del entorno. Estudiaba yo en Barcelona cuando se produjo un gran revuelo cultural: Antoni Tapies exponía su obra. Para unos, una maravilla. Otros se preguntaban si aquello era arte. Las discusiones eran enconadas y apasionadas. Cuánta polémica alrededor del arte y del artista. Así, siempre. Mas tarde, un amigo mío pintor, de quien aprendí muchísimo, me dijo que un artista que no genera polémica, no es artista. Así de simple.

Siempre me ha impresionado la poderosa imaginación de nuestros creadores de la época del románico o del gótico. Su búsqueda de la luz, la que entra a través de los posibles ventanales, hace que se resuelvan de modo diverso los múltiples problemas que se plantean en cada edificio. Hoy vemos esas construcciones como lugares recónditos que definen una gran intimidad. Yo me pregunto si buscaban esa intimidad al construir o si apareció como un valor añadido. Me gusta, y cuánto, pasear por las naves románicas o góticas de los múltiples templos que poseemos. En Galicia, catedrales románicas, iglesias conventuales góticas y naves abaciales barrocas, pero éstas son tema aparte. Los maestros superándose en cada obra, buscando siempre soluciones nuevas cada vez que se emprendía otra construcción. Por eso, al leer textos explicativos de esos edificios, encontramos que cada uno de ellos es el “primero en presentar…”, “aprovecha la oportunidad de…”, “se inspira…” Sí, se inspiran pero no copian.

Galicia debió ser un emporio de creadores en estas épocas, y lo comprobamos si sabemos ver todo cuando nos ofrecen sus obras repartidas por doquier. En Moraime (A Coruña), por ejemplo, un lugar que aún hoy queda algo alejado, (cómo sería entonces) me he encontrado con una antigua iglesia monacal, románica, con pinturas murales, porche con columnas en la que se han esculpido profetas, como en Oviedo, y un sencillo tímpano en una puerta lateral que recuerda la Sagrada Cena. Junto a Jesús en el centro, está Juan. Representado como un adolescente, el escultor nos lo hace ver con una cabeza que no alcanza la altura de las del resto de comensales y unos pies que no tocan el suelo. Siempre me ha impresionado esa capacidad de esquematizar que tienen esos artistas para obligarnos a llevar nuestra atención a donde ellos han querido desde siempre.

Por todo eso, para mí pasear por estos sitios representa un profundo recreo que, a veces, me gusta hacer en solitario, par hacerlo como quiero y del modo que quiero. Siempre descubro cosas nuevas. La vez en que me olvidé de comer cuando visitaba la Alhambra, estaba solo. Mis grandes paseos por Santiago son en solitario.

Siempre han quedado como referentes aquellos que, de un modo u otro, crearon. Los que enriquecieron los modos de expresión aportando su propia visión de la realidad, han quedado en la historia.

Pero era preciso, siempre lo fue, hacer cosas nuevas, crear. Por eso, el escritor del que nos habla Borges no hizo nada.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES