Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

La historia vívida del 'Ulíses Bar'

martes, 07 de abril de 2015
Acabo de leer la primera novela de Verónica Tagle de Rokha, Ulises Bar, un sitio de diversión, ubicado en Valparaíso, donde transcurre la mayor parte de la trama del relato y bullen los personajes, en busca del amor y de la felicidad, acicateados por la esperanza que subsiste en medio de sus miserias físicas y morales, lo que constituye la esencia de la vida humana, y el leitmotiv de gran parte de las narraciones de este género moderno, inaugurado por un hebreo español conocido como Miguel de Cervantes y Saavedra, hace cinco siglos. La historia vívida del 'Ulíses Bar'
Hay quienes aseguran que ese tipo de novela está muerto, agotado después de innumerables intentos y experimentaciones. Discrepo. Los seres humanos tenemos la necesidad de contar historias, de reinventar continuamente el mundo en que vivimos; de narrarnos, para superar la decrepitud y la muerte que nos acechan desde el instante augural del nacimiento…

El ser humano es el único que reflexiona sobre sí mismo, ha dicho un filósofo. Yo diría que es el único ser que inventa, a través de la facultad de la imaginación, universos distintos a los que el inextricable destino le ha otorgado como caminos y posibilidades existenciales. Así, la “loca de la casa” le impele a romper las monótonas ataduras del quehacer cotidiano, para desafiar al supuesto hacedor de todas las cosas, gritándole a la cara: “No estoy satisfecho del mundo tal como lo hiciste; tampoco de mi propia circunstancia… Y voy a cambiar tus planes, en lo que a mí se refiere… Para eso tengo esta materia, alucinante y escurridiza, de las palabras y su opción de ir más allá del simple acto comunicativo”.

El artista literario es el trasgresor por la palabra, pero la libertad que busca a través de ella se trocará en su propia cárcel. Anhelo, paradoja y frustración, aunque el premio devendrá, en algunos casos, en haber construido un mundo y unos personajes que se sustentan y valen por sí mismos. En este sentido, se cumple el aserto de Vicente Huidobro: “El poeta (el creador) es un pequeño dios”. Y aun cuando El Caballero de la Triste Figura (el propio Cervantes) regrese derrotado de sus correrías, diciendo, como reflexión final: “En los nidos de antaño ya no hay pájaros hogaño”, su historia le precede y sobrevive, porque ha logrado parte de su sueño al crear dos personajes que ya no cesarán de recorrer los múltiples caminos del devenir.

Y si me aboco a este preludio, para citar al maestro indiscutible, lo hago porque los escritores en lengua castellana somos tributarios de su paradigma, como Verónica Tagle lo es, aunque haya entrado en este oficio desde el prurito de la humildad –cosa harto infrecuente-, con ademán incierto y gesto tímido ante su propio mérito literario, que se hace palpable a medida que recorremos las páginas de Ulises Bar.

Poseedora de una notable introspección psicológica, de raigambre intuitiva, como suele darse con mucha mayor asiduidad entre las mujeres, Verónica Tagle logra crear un extraordinario y vívido personaje, por completo verosímil y real, surgido de la condición andrógina del ser humano, en cuyo seno participan y cohabitan lo femenino y lo masculino, no siempre en perfecta armonía o equilibrio de las partes, sino, como aquí sucede, en lucha por imponer sus prerrogativas vitales, sus apremios ante la pasión que quiere romper las ataduras de la convención social, para desbocarse como un corcel que se lanzara al torbellino liberador, sin tapujos ni restricciones. Este personaje dual, que llamaremos aquí Simón-Emperatriz, de acuerdo a la acertada nominación de la autora, nos atrae –estética y vitalmente hablando- desde el comienzo de la novela; nos atrapa, también, en algún sentido, y le acompañamos en sus correrías, a ratos sintiéndonos sus pares afectivos o sentimentales, por esas callejuelas de un Valparaíso intemporal –aunque la narración se sitúe a fines de la década del 30 del pasado siglo- que desembocan siempre en un bar, donde pululan marinos de los siete mares, aventureros de diversa ralea, prostitutas y perdedores, pero asimismo seres que sueñan con revertir la rueda aciaga del destino.

No contaré la trama de la novela –para eso está Verónica y su ágil prosa de eficaz contadora de historias- ni menos su desenlace, porque privaría al lector del placer de leerla, que para mí fue como deslizarme, desde un tobogán ubicado en lo más alto del cerro Los Placeres, hasta las aguas azules y turbulentas de nuestro paradójico Océano Pacífico, para rehacer el camino, subir de nuevo hacia el Ulises Bar; para escuchar embelesado la voz aterciopelada y cadenciosa de Emperatriz, rememorando mis nostalgias perdidas a través de las viejas canciones que un día bailamos, abrazados y temblorosos, en una pista extraviada; para conversar con Simón, desentrañando sus dudas y las mías, en ese espejo develador que es la copa de vino mirada al trasluz de unos ojos que nos llaman a perdernos en el abismo siempre incierto del amor; para enamorarme de uno o de ambos, pues tal es la fuerza sugerente que la narradora proyecta sobre el lector, confundiéndolo a veces, como si le traspasara las hesitaciones del protagonista escindido.

Como resultado de una “primera novela”, como la denomina su autora, Verónica Tagle, afirmo que Ulises Bar es un logro notable, y que su personaje principal pervivirá en la literatura chilena y más allá de nuestras fronteras… Y, desde ahora, asumo el desafío de traducirla a la bella lengua gallega, para extender esta arrebatadora sorpresa entre los ávidos lectores de la patria de Rosalía de Castro, porque la universalidad alcanzada por esta obra así lo amerita.

Entremos, amigo lector, en Ulises Bar… No sé cuándo podremos salir de él; tampoco si lo haremos indemnes.
Moure Rojas, Edmundo
Moure Rojas, Edmundo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES