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Semana Santa en Viveiro, erre que erre

lunes, 23 de marzo de 2015
Antes de nada he de decir que soy cofrade de al menos tres cofradías de la Semana Santa de Viveiro y que me alegra mucho que sea considerada de interés turístico internacional, lo que conlleva una gran afluencia de público a sus actos. Sin duda, para la Ciudad es una gran aportación económica e, indirectamente, puede servir de ayuda espiritual a tanta gente hoy alejada de la práctica religiosa.

Sin embargo, vuelvo a reiterar y me duele ofender a quien no lo entienda, que tal despliegue económico y tanta suntuosidad, en los tiempos actuales, encajan poco o, mejor dicho mal, con el espíritu sencillo y humilde de los autos sacramentales primigenios. A mi modo de ver, tratando de ser crítico y no mordaz denostador de nuestra Semana Santa, la realidad social nos presenta muchos cristos vestidos de mendigos en nuestras calles y que son sido víctimas del paro, de la mala suerte o incluso del alcohol. Hoy hay demasiados desahucios, niños desnutridos, ancianos a los que no llega la pensión… y, en definitiva, demasiada necesidad a la que no podemos sentirnos indiferentes.

Es cierto que resultan espectaculares las procesiones, y que resultan muy emotivas algunas imágenes; pero no es menos cierto que conmueve más a la piedad los rostros de tantos necesitados como los que encontramos cada día en nuestro camino, que tanta suntuosidad vacía de auténtico espíritu cristiano.

Hace años algunas personas hemos visto que una cofradía vestida con sencillez y con escasísimos medios podía ser una buena palestra para recaudar fondos para paliar en lo posible la necesidades de algunas personas –ya entonces sabíamos de dificultades de mucha familias- y así lo empezamos a llevar a cabo, pero aquella idea no fructificó porque hay quienes piensan distinto o confunden Semana Santa con carnaval. Lo cierto es que hoy solo es una pequeña cantidad lo que se dedica caridad. ¿A qué vienen tantos y tan suculentos pinchos y bebidas, incluso de marca, a costa de la cofradía? Hay que ser serios, colegas. La vida plantea otras prioridades y lo que era un pequeño dispendio de agradecimiento es hoy, en algunos casos, derroche por cuenta ajena. No hay que perder el norte.

Gracias a Dios, y la aportación de los cofrades, hoy las cofradías viven un boom económico innegable y, si bien es cierto que algún gasto puede ser necesario, el dedicar por lo menos la mitad de lo recaudado a Cáritas, sería una manera más acorde de vivir ese espíritu cristiano del que hablamos. A mí me emociona más el sencillo Cristo del Encuentro o la Verónica que tantas joyas y coronas puedan llevar las imágenes.

Así que otra vez más, y perdonadme que insista, sigo erre que erre porque Cristo vive con nosotros en los necesitados. Y yo ya no estoy para tanta parafernalia.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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