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Podríamos

jueves, 05 de febrero de 2015
Es muy habitual en muchos individuos estar siempre quejándose de que las cosas no funcionan bien: la democracia es un nuevo decorado de la dictadura, nuestros gobernantes defienden los intereses de las multinacionales, la mayoría son unos golfos…y así podríamos continuar escribiendo muchos folios. Sin embargo, cuando llegan las elecciones, también es cierto, que apenas se observan cambios significativos. Vuelven a repetir los mismos políticos, o parecidos, y seguimos con los mismos tics, independientemente de que gobiernen conservadores o progresistas. Sin duda, algunos, a nivel individual, tratan de cambiar las cosas, pero, por desgracia, apenas se nota.

Ahora parece surgir con fuerza un nuevo partido: PODEMOS. Y no quiero ser yo quien destruya las ilusiones de mucha gente que reclama cambios y que sueña con una sociedad mucho más justa. Les deseo lo mejor. Desconozco quienes serán sus representantes, y desearía con todas mis fuerzas que fuesen gente honrada y preparada. Ya sería un primer y gran paso. También desearía que fuesen distintos en su manera de actuar que los actuales-siempre hay honrosas excepciones-y, sobre todo, sería muy loable que comenzasen por airear, para limpiar, esa atmosfera putrefacta que es la política actual.

Sobran caciques de derechas y de izquierdas y falta gente honesta, que la hay, que esté dispuesta a luchar por una sociedad mejor. No, no es tarea fácil, cuando la mayoría, aparentemente silenciosa, es apática, cómoda y no se implica en nada que no sea conseguir un status personal, sin pensar en participar para luchar por sus semejantes. Pocos son los valientes que se arriesgan a ser criticados y vilipendiados gratuitamente, máxime sabiendo el desprestigio en que se desenvuelve la política, fruto de un pasado que aún es presente. De todos es sabido que en la actualidad la política se ha convertido en un gran refugio de despabilados que la han usado y la usan como un trabajo muy bien remunerado y que hasta ahora exigía muy poca calidad ética.

Los partidos, más atentos a no aceptar críticos dentro de sus filas y buscando una uniformidad que cercena la creatividad de sus miembros, se han llenado de mediocres –siempre hay excepciones- y lo que es peor de individuos con escasa credibilidad. Y no es nada saludable para la sociedad estar gobernados por individuos sospechosos.

Y eso requiere un cambio profundo para gozar de personas con otros principios éticos. Es necesario un cambio profundo y radical que permita defenestrar de por vida a cuanto corrupto encontremos, con expropiación total de bienes, dejándolo incluso en la indigencia, y verían ustedes como algo cambiaba. Por lo menos, el dinero público sería más respetado.

Son muchos los cambios necesarios, y urgente resulta uno tan fundamental como la independencia de la justicia. Los jueces deben ser elegidos por sus méritos y por sus propios compañeros y nunca por los partidos. Mientras permitamos que sean los partidos los que elijan a los órganos de gobierno, jamás habrá sentencias justas. Además, los políticos deben legislar mirando el bien común, y no pueden ser delegados empresariales. Los bancos no pueden ser rescatados con dinero público, porque en gran medida son negocios privados y, siendo públicos, deben dar cuenta a la ciudadanía, vía instituciones y sus beneficios revertir en atención social. Hay cosas en la sociedad que deben estar intervenidas claramente por el gobierno, y no se puede permitir por más tiempo que suban artículos de primera necesidad como los productos energéticos. Y en ese contexto es preciso buscar urgentemente la independencia con apoyo claro por las energías alternativas. El fraude fiscal debe controlarse a todo nivel, desde las grandes fortunas hasta la economía sumergida. Para ello sería deseable haber establecido la asignatura de Educación para la Ciudadanía educando a los chavales en el respeto a las arcas públicas. Hoy, por desgracia, existe una permisividad colectiva y hasta se celebra la trampa para robar al fisco o a la Seguridad Social. Picaresca que es necesario condenar. Nadie debe ser desahuciado porque no pueda pagar una hipoteca, puesto que ya han sido valorado el riesgo para su concesión y, si cambian las condiciones laborables del hipotecado, se debe renegociar partiendo de esa situación y, en último término, debe permitirse la dación en pago. Las grandes fortunas deben pagar impuestos acordes a la cantidad y hay que obligar a los gobiernos a legislar para que desaparezcan los paraísos fiscales. No se pueden permitir por más tiempo. Es necesario reindustrializar el país y ser concientes de que hay que cambiar las regla del juego, protegiendo al comercio, porque resulta evidente que la globalización económica-siempre utilizando la palabra libertad para mentir- es un sofisma más del Capitalismo.

En la actualidad, es imposible competir con la economía china y sus sueldos; pero no, no es un problema ideológico -ya se sabe que los comunistas chinos son la mano de obra barata de las multinacionales capitalistas-sino un subterfugio de éstos para, de este modo, llevar así a las clases trabajadoras de las sociedades más avanzadas a la esclavitud de Kunta kinte, vía reforma laboral.

Reitero mi impresión: los diputados de casi todos los partidos han legislado sin respetar a los ciudadanos que los han votado, han sido los que han dado cobertura legal a las eléctricas, a los bancos, a los grandes defraudadores de Hacienda,… Han permitido que los Rato, Blesa, Bárcenas… se hayan enriquecido como auténticos mafiosos-es una mafia camuflada- Y todos ellos han desplumado al País.

Evidentemente, algunos conciudadanos ya nos ha mostrado su auténtico espíritu con su silencio y restándole importancia a tantos desmanes. Ha permitido, provincia a provincia, esos tipos de señoritos habituados a deslocalizar sus fortunas, a defraudar y recibir subvenciones o a desvalijar las arcas públicas; ha manipulado la justicia para esconder sus golferías y han vendido el patrimonio público a empresas amigas, que usan las puertas giratorias, o a fondos buitres sin ninguna sensibilidad social. Argumentan ellos que privatizar es lo más rentable, cuando lo que realmente significa es permitir a sus amigos meter la mano en las arcas públicas. Ellos son los que han destruido la sanidad, la educación y también aquello, que tanto criticaron de Zapatero, llamado Ley de la Dependencia.

Otros que se consideraban distintos y parecía que entendían España de una manera diferente., se nos presentaron como los honrados y como luchadores por la recuperación de la democracia. En su tiempo crearon ilusión y pretendieron cambiar el País con una serie de reformas que nos permitieron, durante un tiempo, un mayor nivel de libertad y desarrollo; pero resultó evidente que los cambios fueron superficiales y tampoco se salvaron de la corrupción. El desencanto pues, fue fruto lógico de sus errores que no profundizaron en las reformas.

Hoy, cualquier observador objetivo podrá percibir el descomunal ataque a estos jóvenes revolucionarios de PODEMOS, a los que parecen magnificarse algunos problemas. Es el reflejo de las hienas que dominan la mayoría y más influyentes medios de comunicación y que, desgraciadamente, cuentan con poderosos valedores. Evidentemente, uno va a tomar partido como es habitual en él, ahora bien, pero sean quienes sean nuestros gobernantes hagan el favor de ser honestos y luchen por una mayor justicia social, resulta muy necesaria. Y se lo agradecíamos.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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