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Cuando se rompe el amor...

sábado, 25 de octubre de 2014
Ya sabéis, mi gente, que uno es muy amigo de las estadísticas, porque son el espejo en el que se miran nuestras vidas, las que habitan este mundo que hemos elegido también para morir. Por eso quiero enterarme por mi mismo de los números que nos ofrece el INE, no vaya a ser que me sorprenda como aquel día en que mi padre me explicó que mi tío Pedro era el único soltero de la familia.

—- Pero, papá… ¿Y eso de ser soltero que es?

—- Que no está casado, hijo, como mamá y como yo. Y si no está casado no podrá tener hijos preguntones como tú…

Creo que andaba por los ocho, que son los que tiene mi nieta Paula, porque a los diez sabía yo de sobra lo que era la pareja e incluso que hacía por las noches… ¡Qué tiempos!

Ocurre que el año pasado, 2.013, según el Instituto Nacional de Estadística se separaron en Galicia nada menos que 5.552 parejas: ¡Crash! Se rompieron como si fuesen platos de cocina, una a una, por diferentes motivos y casi sin apenas enterarse. Se produjeron, dice el INE, 11 nulidades, 250 separaciones y 5.201 divorcios.

—– Cuando la gente no se aguanta se divorcia, que es más rápido.

Sin embargo no somos los gallegos los que más rompemos la baraja, no. Por lo visto esos son los canarios. ¡Con lo hermosas que son ellas y lo guapos que son ellos! Nosotros, los gallegos, andamos como anda siempre el Celta, por la mitad de la tabla. Ni fu ni fa.

—– Eso es lo que ocurre. Llega un momento en la vida de las parejas que ni fu ni fa… Y eso duele mucho.

Más duele, digo yo, que el amor se rompa. Porque no creas que cuando esto ocurre es así como un pronto, de repente, de golpe. No. Cuando el amor se rompe comienzas a llorar las canciones y los buenos recuerdos. Tu vida se convierte en un vaivén como el de las olas que se deshacen en la arena y terminas embobado frente a la camarera más fea de todos los bares que has recorrido, copa a copa.

—– ¡Chiisssst! ¡Yo no estoy borracho!

Pero lo estás; y ahora que no hay sereno en tu calle… no te habla ni la farola de la esquina, apenas puedes abrir la puerta de ese apartamentito de soltero que está hecho un desastre y por no tener no tienes ganas ni de ponerte en pelotas para dormir a gusto, contigo mismo…

—– ¿Y ella? ¿Qué hace ella?

Ella siempre fue más atractiva que tú, rica como la miel… ¿Qué digo? Increíble e inteligente y preparada para ofrecerte ese néctar de sus labios sin que llegues a rozarlos…

—– Sí, ¿Pero que hace ahora?

Pues amigo mío, disfrutar de tu dinero con…

—– ¿Te acuerdas de tu vecino el guaperas que decía que era modelo?

—– ¡No jodas!

Cuando se rompe el amor se rompe todo lo bueno que habías soñado. Te propones llevar a cabo ese plan B que es rehacer tu vida de padre divorciado, pero a veces ni tienes ganas ni tu presupuesto lo resiste. Así que más vale que cuando aparezcan esos primeros síntomas… acudas al trastero, levantes la tapa del baúl y te sumerjas en los buenos recuerdos.

—– Ya lo decía la canción… “Os amoriños primeiros son moi malos de olvidare”.

—– Cántasela a los 5.552 que ahora estudian para llegar a ser solteros.
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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