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La variante de Viveiro

jueves, 09 de octubre de 2014
Si la Transcantábrica se hubiese ejecutado por su recorrido natural, es decir por toda la costa, hoy la Mariña lucense no hubiese necesitado un corredor de alta velocidad, que es un eufemismo de lo que hubiese sido una autovía. Ni la Mariña necesitaría tal corredor, ni en a Xesta se producirían los problemas irresolubles a corto plazo que supone la niebla. Pero la lógica, la necesidad, y el buen criterio nada pueden cuando quien manda es un político. Un político con un poder tan descomunal como el que tenía por entonces aquel Fraga, a quien Dios haya pagado como se merece tantos desvelos por Galicia y por los intereses del Dictador. Fraga fue el responsable de tal desaguisado para así recibir el aplauso de sus paisanos villalbeses en detrimento de una costa, a Mariña, que tanto visitaba en verano para recibir los homenajes de cientos de pelotas de su partido. Flaco favor les hizo a tantos tiralevitas mariñanos. Y eso lo saben ellos, los peperos de entonces, que se quedaron mudos y pocos o ningún argumento pudieron o pueden esgrimir en tal sentido.

La Costa quedó sin autovía por culpa de Fraga y una serie de técnicos y subordinados que, bajo la argucia de ahorrar costes, la desviaron por el interior sin valorar entre otras cosas la chapuza que resultó ser a Xesta.

Y como llegó un momento que tanto abandono clamaba al cielo, van sus secuaces y nos prometen una vía de alta capacidad, que no autovía, que paliaría el desaguisado en cuestión. Autovía que llegaría a Ferrol y que facilitaría el tráfico a las principales lonjas, a Alúmina y otras empresas erradicadas en su recorrido-léase, por ejemplo, industria maderera-.
Y desde entonces en esas estamos. Se van cambiando los plazos, se realiza alguna variante a los pueblos gobernados por el propio partido y así, con la altura de miras que predica Rajoy, se va marginando a los enemigos –léase Ayuntamiento de Viveiro gobernado por el Pesoe- par realizar minúsculas inversiones en otros lugares más afines políticamente.

Las obras se dilatan en el tiempo y siempre se priorizan las inversiones en el sur no vaya a ser, por ejemplo, que Ferrol salga del túnel.

Las antiparras ideológicas no le permiten hoy al Sr. Feijoo medir la densidad de tráfico que soportan los ocho kilómetros aproximados de la actual carretera que tenemos que soportar lo vivarienses. Ni los atascos que suponen en una ciudad con tanto turismo y que es la más densamente poblada de la Mariña. Argumentos irrefutables que proporcionan las estadísticas. Pero al Sr. Feijoo, y a esos pequeños y perversos alumnos, que dicho sea de paso cobran buenos sueldos y que predican en la prensa de la Costa- léase Balseiro Orol, por poner un solo ejemplo-siempre pueden tirar de disculpas como los recortes o que todo, una vez más, es culpa de Zapatero. Ahora está Rajoy y ya se ve su inversión tan espléndida. Permítanme la ironía.

Si Viveiro no tiene hoy variante no es culpa del pueblo, ni siquiera de que la voluntad popular haya optado por defenestrar al alcalde Aja. Por encima de todo, los pueblos conocen a sus gobernantes y saben la confianza que les merecen. La culpa de que Viveiro haya elegido ser gobernado por el Pesoe la tienen ustedes que no han querido o sabido lograr el apoyo de la ciudadanía.

Que le hayan negado el pan y sal a Roel, y ahora al pleno actual, es sólo un ejemplo más de la poca calidad democrática de una Xunta en la que la altura de miras es muy baja y que nos habla, una vez más, de que nunca han dejado de ser caciques.

Sr. Feijoo: es usted un hombre relativamente joven y sabe bien que los viejos métodos de gobierno ya no valen.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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