Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Padre e hijo, Pai e fillo

jueves, 04 de septiembre de 2014
Xa non regresarei
pero se por acaso volvese,
¿quen me abriría? Do outro lado
“quen vai”, ninguén
preguntará. Ninguén me espera.

Xulio López Valcárcel



Hablan el viejo emigrante, quien recupera en los postreros momentos de su vida las palabras de la tribu remota, que resuenan allá en la aldea de la Galicia profunda, voces que nunca olvidó, que acariciara tantas veces, en el silencio sin pausa de los desterrados, para buscar respuesta al abandono de los hijos de la tierra, arrojados como frutos prematuros hacia el otro lado del mar, donde soles ajenos no podrían devolverles el extraviado dulzor originario.

Un año antes de su pasamento, el anciano gallego, en plena lucidez, abandona el idioma castellano y retorna a la lengua madre que había dejado atrás, hacía setenta años, en parte proscrita de su uso íntimo y cotidiano, arrancada de manera absoluta en el ámbito de la escuela, y fuera del habla urbana en esa babel de la enorme Buenos Aires.

Es la hora del regreso a la fuente originaria. El cuerpo se inclina sobre la tierra; el alma vuela, como la golondrina, al nido que siempre espera en el umbral de la aldea.

-…Quen poidera entrar nos soños doutra persoa, coma se dunha casa allea se tratase, percorrendo as habitacións baleiras na busca das voces perdidas, dos cheiros de tempos idos… Ninguén pode, fillo, ninguén, aínda que ti percures facelo dende os eidos da literatura, onde as mans da poesía tentan acariñar a semente dos anceios…

-Ya lo sé, padre. Es la impotencia del lenguaje, pero también su anhelo victorioso, semejante al héroe que penetra en el laberinto de la memoria, enarbolando la espada de la palabra para ultimar al ceniciento dragón del olvido.

-Ben falas, fillo. Ao menos non serían inútiles as miñas angueiras para faceres coas verbas o que eu non puiden, aínda que arelei contar moitas historias que ficaron para sempre caladas no meu corazón viaxeiro.

-Y otras que no podrían haberse contado, porque tenemos secretos escondidos en ese lugar inaccesible donde solo se habla “con quien siempre va conmigo”, como decía el maestro Antonio Machado, uno de tus preferidos, el de los más altos diálogos poéticos en lengua castellana.

-Neso acertas, e unha das cousas que me traen aínda arumes de ledicia é a dos agarimos e saudades que surxiran dos versos do poeta andaluz e das verbas do seu alter ego, Juan de Mairena, que a túa nai lera, con esa voz incomparábel, nas sobremesas dos sábados e domingos, cando o pan e o viño do xantar facíanse palabra alcendida entre nós, o mellor sacramento dos días ventureiros…

-A veces yo te sorprendía, en el huerto de la casa o en los campos de este largo Chile, cuando íbamos de cacería o de pesca por los violentos ríos cordilleranos… Tú murmurabas palabras para mí indescifrables, te dirigías a los pájaros del monte, a los árboles y plantas, a las pacíficas bestias que pastaban su callada impaciencia… Conversabas con los ágiles canes que venteaban las perdices.

-Eu quería traducilo todo a miña lingua perdida… Tiña moitos nomes na miña memoria, mais non chegaban para reinventar aquel estraño novo mundo… Decateime daquela que as cousas esenciais non teñen tradución posible. Por iso non é axeitado traducir a gran poesía, xa que se fai con ela unha traizón irreparábel… Asemade ocorre cos desexos da nenez que o mar levou nas súas ondas lonxanas, sen descifralos xamáis.

-Nos contaste tu pasmo frente a aquel océano proceloso que sólo conocías por narraciones del abuelo y del tío cura, espacio que era apenas una desvaída estampa en el calendario que colgaba en la pared de la cocina… Sus aguas fueron como inmensos tentáculos que te alejaron para siempre de los rumores de la aldea, y el barco que aguardaste, en la casa de Chile, para el imposible regreso, jamás arribó al muelle donde tu alma lo esperaba, aunque la razón te dijese que aquél era un gesto inútil, como los sueños desvanecidos en la estela del océano que tragaba sin pausa a los hijos de la tierra.

-Unha soa vez pérdese a casa primeira, que se fai con esa perda a casa última… Coido que o entendiches, máis polos camiños literarios que polas corredoiras da vida, pero pagou a pena, sen dúbida… Leché-lo nos versos do fino e agarimoso poeta que tés por amigo, Xulio López Valcárcel… El dío mellor ca min: “Todo ficaba igual por fóra/ só por dentro algo moi fondo se rompía”…

-Pero no todo estuvo perdido, padre, y tú lo sabes… Somos cien seres humanos venidos de ti en este rincón del Sur remoto, cien voces que aún pronuncian las palabras de la tribu que fundaste, algunas con la vieja prosodia campesina…

-Cecáis non sexa o home dono das súas mans nin do sacho con que labrou a terra, nin das obrigas do sol e da chuvia sobor dos campos… Outros soños son, fillo, que trouxera a fortuna do vento…

-Estoy seguro que no habías soñado con un huerto tan fecundo… Y todos vinimos de la madre que elegiste para nosotros, la que desnudaste con tus ojos de lluvia del Noroeste, en las habitaciones de esa Casa única, hecha cuna y cobijo.

-Agora que hai que pechar os ollos trala porta derradeira, dígoche, fillo, que Nai, Casa e Lingua son unha soa alma. Non hai outro acougo posible, nin outro futuro para o que amamos, non.
Moure Rojas, Edmundo
Moure Rojas, Edmundo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES