El valor de la música

La gran diversidad folklórica que tenemos en cada uno de los pueblos de España, su riqueza, su interés, sus caracteres sugerentes y propios, son vivo testimonio de que la música está vigorosamente presente en nuestra cultura, sirviendo también a los grandes maestros como fuente y manantial del que ha brotado un amplísimo abanico de obras que han entrado a formar parte de repertorios únicos y bien definidos.

Algunos momentos de nuestra historia musical, el inconmensurable Siglo de Oro, más conocido por las obras literarias y menos por nuestros grandes polifonistas o la más reciente Edad de Plata, otro momento de esplendor de la música española con figuras como Isaac Albéniz, Enrique Granados o Manuel de Falla, son testimonio de que la gran música es posible en nuestro país en el que no faltan talentos.

Por centrarnos en el momento y espacio actuales en nuestra Comunidad Autónoma, podríamos mencionar el impresionante avance en materia musical de las últimas décadas, favorecido grandemente sin duda por la aparición de nuestras dos orquestas, la Sinfónica de Galicia y la Real Filharmonía de Santiago. En este actual ambiente musical surgen jóvenes promesas (Ferrol es testigo de ello) con un nivel equiparable al del cualquier país europeo.

La discriminación de las nuevas legislaciones que nuevamente marginan a la música constituye un lamentable retroceso que viene a echar por tierra los avances obtenidos, algo que obedece quizás a enfoques políticos e ideológicos que obvian el desarrollo pedagógico y artístico dentro del sector, afectando a estudiantes, profesores, centros educativos… dificultando nuestro desarrollo artístico, creativo y la colaboración internacional.

En Europa la educación musical superior se ofrece en centros universitarios, desde “colleges” independientes a las facultades de música. El no ir por esta vía nos coloca una vez más en la retaguardia. Sería conveniente cuidar el potencial cultural y educativo de la música, su incuestionable valor.