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Logros del pueblo elegido

viernes, 18 de julio de 2014
Israel es el Pueblo Elegido que deambuló por el mundo, durante milenios, en busca de la Tierra Prometida que iba a devolverles el Mesías. Pero este salvador no advino para ellos en la figura de Cristo, a quien desecharon por loco, sino en la forma de un general moderno, un guerrero dotado con las mejores armas para la aniquilación, un adalid imperialista e implacable, como el mismísimo Jehová de los Ejércitos.

Desde 1948, el Estado Israelí se asentó en Palestina, sobre territorios usurpados a más de un millón de palestinos, a quienes no quedó otro camino que el éxodo, aunque no fuese hacia una tierra de promisión, sino hacia el atroz albur de la rosa de los vientos. Los que permanecieron, aferrados a una patria inhóspita y desmembrada, según el trazado equívoco de sus amos, iban a conocer, en carne y espíritu, de manos de los hijos de Israel, tres logros apocalípticos:

- El Ghetto más extenso jamás conocido: Palestina.
- El Campo de Concentración más eficaz y duradero de todos los tiempos: Palestina.
- El Infierno en la Tierra, émulo perfecto de la gejena con que Jahvé amenaza a sus enemigos y a los pecadores hebreos, peor que el inferno de Dante o el yahim musulmán: Palestina.

El Pueblo Elegido, o Israel, ha podido alcanzar estos logros notables de su historia, porque no está solo. Cuenta con el apoyo irrestricto del imperialismo estadounidense y de sus aliados occidentales, más la complicidad de algunos países musulmanes que son los proveedores del petróleo para la industria del primer mundo.

El conservador y monárquico, Lawrence de Arabia, advirtió, hace un siglo, del peligro que un enclave militar israelí en Medio Oriente iba a significar para la estabilidad de la región y la integridad del mundo árabe.

No se equivocó: el muro israelita -émulo aventajado del muro de Berlín- crece y se extiende, como demencial laberinto, ahogando los aislados territorios palestinos que aún subsisten bajo una de las guerras de ocupación más criminales y devastadoras de que se tenga memoria.

Mientras el Hijo Pródigo aplasta al pueblo palestino: -ancianos, mujeres, niños y hombres-, sus corifeos publicitarios siguen pasándonos la cuenta de los horrores del Holocausto y del genocidio de Auchswitz y de Treblinka… Pero no es necesario para ello remitirse al pasado, porque el nuevo holocausto lleva hoy el nombre martirizado de Palestina, la tierra cien veces avasallada de Canaán.
Moure Rojas, Edmundo
Moure Rojas, Edmundo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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