Prensa y libertad

Mucho se ha escrito sobre la libertad de prensa, pero lo cierto es que poca prensa es independiente. Siempre hay grupos de presión, subvenciones, que se dan o no, y manos negras que practican una censura interesada para evitar que se diga esto u lo otro.

Personalmente, recuerdo que, cuando ocurrieron dos casos que me hicieron sufrir mucho como los accidentes del Casón o el Prestige, se me cerraron las puertas de cierta prensa con diversas disculpas, pero lo cierto, es que en esos medios y por aquellos días, aparecían por las redacciones cantidad, que no calidad, de “ilustres” colaboradores, -y ahí están las hemerotecas para confirmarlo-mientras aquellos, que semana tras semana estábamos donde era preciso, éramos relegados por el simple hecho de que siempre hubo y sigue habiendo clases. Muchos parabienes que a la hora de la verdad sólo sirven para decirle a uno: “Ya sabemos que tú estás siempre ahí”. Y es verdad: Siempre vales para poner la mesa, para los postres están otros, los elegidos.

Por entonces escribieron políticos, medras y periodistas de pedigrí que, en general, y en realidad, sólo trataban de defender a su partido o al Estado y ni siquiera se indignaban con tamaña afrenta. La indignación que a mí me corroía y el respeto que reclamaba para mi Tierra no tenían cabida en la prensa más próxima, más amiga de no molestar a determinados poderes, que de defender “A Terra asoballada”. Lecciones que debe aprender un juntaletras, como diría alguien, aficionado como yo.

La prensa nunca es independiente, siempre sirve a esta u aquella causa, y mucha veces ésta es una hermosa disculpa para hacer lo que el editor quiere.. La independencia, si acaso, la puede ejercer el individuo, sea periodista o no, pero paga peaje, muy caro y no es exclusiva de esta profesión.

Lo que no es de recibo es acreditarse como crítico independiente y después comer en este o aquel mantel. Cierto es que hay que comer, pero conviene no olvidar la honestidad y la dignidad.

En la prensa, igual que en otras actividades de la vida, siempre hay financiadores que ejercen su poder político y que manipulan al personal como se les antoja. Ahí es donde el individuo ha de mostrar su personalidad. Los periódicos no son ajenos a esas presiones porque son empresas que cobran, por ejemplo, de bancos.-qué tímidas han sido las críticas de los periódicos a su rescate y qué poco eco han recibido los preferentistas ante el robo sufrido a manos de unos “legales” ladrones -.¿ a quién amparan los gobernantes?.Y que pocos periodistas han clamado contra la complicidad del Estado ante tamaño atropello. Si el que roba es cualquier “chorizo”, se pudre en la cárcel; si es el banco, se inventan quitas y otras tretas.

Este es el País que tanto dolía a Machado, y en el que el contrapoder, que debiera ser el periodismo crítico, está amordazado por la comodidad, la poltrona, la subvención, la publicidad y la desgana.

Muy pocos son conscientes- hay demasiada adormidera- del estado de putrefacción en que se desenvuelve la sociedad en la que nos toca vivir.

Una sociedad machadiana con una minoría de millonarios insolidarios, corruptos y vividores, patriotas ellos, ajenos a cualquier ley y responsabilidad delante de una gran mayoría de parias a los que se les roba, esquilma, ordeña y se les exige solidaridad y todas esas cosas tan bonitas como esfuerzo, comprensión, adaptación a las circunstancias, sacrificio, se las aboca a aceptar la muerte-por carecer de medios para su curación- Una mayoría que, por otra parte, es incapaz de observar los graves problemas de sus conciudadanos: enorme paro, enorme precariedad laboral, desahucios, regiones enteras convertidas en geriátricos, instituciones ineficaces, altos cargos implicados en casos de corrupción, que han permitido este estado de postración en el que vivimos. Leyes para ricos y para pobres, jueces que juegan a la política y políticos impartiendo justicia, niños hambrientos y ostentación ofensiva de opulentos Blesas, Bárcenas, Ratos y similares. Ilustres demagogos independentistas, en tiempos en los que el neocapitalismo salvaje se inventa la globalización, y cuando las fronteras ya se han convertido en un anacronismo.

La percepción de desamparo y desasosiego invade a una sociedad donde los partidos y los sindicatos se han prostituido y, como tales, se han convertido en cuevas de vividores. Sobran miles. El Abanderado de la Honradez es consejero de Iberdrola y el Enanito de las gaviotas sigue a lo suyo: Dar clases, en inglés de las Azores, a sus amigos de la Gürtel.

Maestro Machado, ¿recuerdas lo que te pedí delante de tu tumba el día de las Letras galegas del dos mil doce? Por amor, renuévanos los principios.