Hasta siempre, Gabo

“Escribo para que me quieran más. Creo que es una de las aspiraciones fundamentales del escritor.”

Con el mismo sentimiento de respeto y duelo que se vive en las abarrotadas calles ferrolanas celebrando su Semana Santa, el mundo intelectual y millones de lectores ( lo que él consideraba casi una locura), nos despedimos del que en 1982 fue Premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, Gabo, que acaba de dejarnos con el único consuelo de sus magníficos libros que sobrevivirán el implacable paso del tiempo, tal es la hondura de este “clásico” que tiene ya un sitio entre los grandes de la literatura universal y que supo retratar como nadie, con su realismo mágico, la imagen del mundo latinoamericano en el espejo de sus páginas. Un libro mítico, Cien años de soledad, la Crónica de una muerte anunciada o su preferido, El Amor en los tiempos del cólera, son algunas de las obras que deja de legado a la humanidad el hombre que consideraba el periodismo la mejor profesión del mundo y a sí mismo como el “artesano insomne” que escribía sus mejores páginas entre cigarrillo y cigarrillo.

Se ha dicho que su abuela gallega, con su “rosario de creencias de ultratumba” despertó la imaginación literaria del autor, como “el primer amor que nunca se olvida”, un recuerdo que le hizo, pasado el tiempo, realizar uno de sus sueños más antiguos, conocer Galicia, la tierra de “verdes frenéticos hasta el mar, lluvias feroces y vientos eternos” y Santiago de Compostela donde “ en los muros intactos la vegetación se abre paso por entre las grietas, en una lucha implacable por sobrevivir al olvido, encontrándose a cada paso, como la cosa más natural del mundo, con el milagro de las piedras florecidas”. Si bien esta ensoñación de recuerdos empañados por el espejismo de la nostalgia no quita que su verdadera influencia viniese de la obra del existencialista Fanz Kafka.

También llegó a afirmar, “la música me ha gustado más que la literatura”. Con el amor de la música de sus palabras nos despedimos desde el mundo que siempre lo recordará.