¿Y el futuro de la música?

“La música tiene el poder de producir un cierto efecto en el carácter moral del alma, y si tiene este poder, está claro que deberá dirigirse a los jóvenes hacia esta actividad para que sean educados en ella”.

El marco legal en el que se desenvuelve la educación en nuestro país y en Galicia sigue siendo una disputa política permanente, sin darnos cuenta de que la educación es uno de los mayores retos a los que se enfrenta una sociedad, ya que las decisiones que se tomen hoy van a afectar a las generaciones del mañana. La música discurre así entre estos complicados cauces que la sitúan una vez más como una asignatura “de segunda”, reduciéndose horas y profesores en todas las etapas y eliminando el único bachillerato que abría la puerta a la especialización musical. Mientras que en países como Alemania, Estados Unidos o Corea dedican buen número de horas a la educación musical, aquí la seguimos tratando como un “fleco” de la actividad educativa, sin valorarla como disciplina per se y obviando que el aprendizaje musical contribuye directamente a desarrollar aspectos cognitivos, aptitudinales, sociales…pilares de la formación integral del individuo.

Es cierto que en los centros de enseñanzas especiales el panorama musical ha cambiado considerablemente. Hoy en día cualquier especialidad musical puede aprenderse a un nivel que nos aproxima al resto de Europa.

La existencia de dos orquestas profesionales en Galicia, por hablar de lo más nuestro, era algo impensable hace algunos años, como también los logros que están obteniendo a nivel internacional nuestros intérpretes. Pero…De qué vale si no se le da continuidad? Y…Para qué si queda relegada a un reducto minoritario al margen de la realidad social?.

La música es parte de nosotros y en nosotros está hacer que sea apreciada y valorada, como ciencia, como fuente inagotable de placer intelectual y sensorial y como algo que contribuye a hacernos mejores por dentro.