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El Real Pacto

sábado, 23 de noviembre de 2013
Esta semana, un amigo mío ha peregrinado a Biarritz para ver un documental de Canal + Francia, como hacía antiguamente, cuando iba al cine a ver “El último tango en París”. Mira tú a lo que llegamos en esta España democrática y europea donde ha desaparecido la figura del censor oficial, pero nació la del editor, la del político, la del banquero y la Casa Real.

Entre esa gente han montado un sistema perverso de censura para que los ciudadanos que quieran informarse tengan que viajar de nuevo al país vecino.

Hasta el año 2010 estuvo prohibido hablar del Rey y de su regia descendencia, incluidos los yernos plebeyos. A no ser que fuera en forma de loa, como, por ejemplo, destacar sus “hazañas bélicas”: aquel vuelo por encima de la Marcha Verde sobre el Sáhara de su amigo el monarca marroquí o cuando “daba orden” a sus generales de que parasen aquel “tejerazo” cuyas circunstancias no han sido aún debidamente aclaradas; yo, al menos, no las tengo nada claras después de haber hablado largo y tendido con el General Armada.

En estos últimos tiempos, algunos editores se percataron de que lo que vende es hablar de la Monarquía y de sus actuaciones en algunos ámbitos; por eso firmaron un pacto de no agresión al Rey ni a su familia, pero obtuvieron vía libre para hundir al primero de los yernos, a Marichalar; y culpar al segundo, Iñaqui Urdangarín, alias “el duque empalmado”, de todos los males de la Infanta Cristina. Menos mal que en este caso hay un juez de los que no se corrompen, el Juez Castro, que hasta se detiene para hablar con los periodistas y estos obtienen información no manipulada.

Pero a medida que avanzó el tiempo y salieron a la palestra algunas actuaciones de este Rey… aquel pacto se rompió. Gracias a la valentía de algunos periodistas y a los directores de dos periódicos que quieren mantener su compromiso con los lectores para subsistir en la jungla de papel, el País y el Mundo.

Son los únicos que, en primera instancia, denuncian el viaje de Juan Carlos a Bostwana para cazar elefantes y los que afloran el vínculo sentimental del Rey con la princesa Corinna.

Confieso que yo, el pasado lunes, hice zapping por toda la plataforma del Plus y por los treinta y pico canales digitales terrestres españoles. Incluso vi a Andreu Buenafuente en su estreno a pesar de que sobrepasaba con creces mi hora. También había visto todos los telediarios. Y el martes, y el miércoles y el jueves.

Nada. Nadie habló del Rey en la semana en que Canal + Francia estrenaba su documental “El ocaso de un rey”, en medio de una gran expectación ciudadana. Solo contaron todos los medios y ”en primera” lo bien que había salido de una nueva operación de cadera, de lo que me alegro infinitamente. Pero nadie respondió a lo que demandaban los ciudadanos.

¿Qué por qué esa expectación? Pues…

Primero: Porque a los ciudadanos españoles –que somos los afectados- nos gustaría saber cuánto nos cuesta “realmente” la Monarquía, incluidos los gastos que pagan otros ministerios.

Segundo: Por aquello de que es justo, también querríamos conocer si el rey tiene, como se afirma, descendencia secreta; que ya es sabido que la Constitución le ampara y solo se someterá a las pruebas de paternidad que le reclaman si es que le da su real gana…

Asimismo convendría que dijera si es verdad que su matrimonio con la Reina hace años que no funciona, como trasciende en los pocos libros publicados al respecto.

Tercero: Que nos contaran porque se silencia la anorexia de Letizia, una princesa a la que se le obliga a actuar como una maniquí al lado de un príncipe Felipe, joven y guapo, cuyo futuro es más que incierto…

Es probable que tengamos que volver a la clandestinidad para ver “El Ocaso de un Rey”, como hicimos con tantos audiovisuales en aquella época en la que este Rey estaba al lado de un Dictador al que sucedió sin que nadie le eligiera.

Finalmente: A mí y a muchos ciudadanos del Estado Español nos gustaría saber si es tan querido por su pueblo como él mismo dice. Porque las encuestas cuentan todo lo contrario, aunque le sitúen por encima de estos políticos de hoy.

Desde ya me pongo a bucear en el único reducto de libertad que he encontrado en esta última etapa de mi vida. La Red de Redes seguro que nos permite conocer como la Televisión Francesa ha hecho un trabajo que correspondía a la Televisión Española, pública o privada.

www.galiciaunica.com
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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